martes, 8 de mayo de 2018

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?

¡¡Toma ya!! Esta vez nos lo tomamos con un poco más de "filosofía". Hemos tenido conversaciones cuyo actor fundamental era un balón, hemos hablado de silbidos y en esta ocasión, queríamos dar un cambio radical en nuestro planteamiento: ¿Qué es la felicidad?

Felicidad. Para mí una de las palabras más complejas que existen. Para otros, una palabra más, usada en una frase simple, sin ningún significado especial. Yo soy mucho de pararme a pensar las cosas y un día me pregunté qué era la felicidad.

No me lo pregunté yo, sino que fue una pregunta lanzada a la clase en una de nuestras sesiones de tutoría. Cada persona entendía la felicidad a su manera. Algunos pensaban que era lo que se sentía cuando tenías mucho dinero, otros pensaban que era cuando estás rodeado de tus seres queridos… Nada más llegar a casa me puse a investigar.

La primera respuesta que hallé fue la de la RAE: Estado de grata satisfacción espiritual y física. Me pareció muy simple y ahondé más en Internet, en mi búsqueda de una definición a la palabra felicidad.

Muchos expertos afirman que la felicidad es una decisión y que hay que atreverse a tomarla, podemos ser felices en cualquier momento y situación si nos lo proponemos.

Otros opinan que la felicidad es una actitud...interesante.

Algunos afirman que la felicidad permanente es imposible e incluso no se atreven a explicar lo que es.

También se define la felicidad como un estado interior “maravilloso”.

Aunque también los hay que creen que es algo totalmente subjetivo, nadie es más feliz que nadie y no nos producen felicidad los mismos hechos.

Una vez que os he dado datos voy a exponer una diferencia muy importante.

Felicidad y alegría. No tienen nada que ver. No podemos pensar que somos felices cuando nos pasan cosas buenas e infelices cuando nos pasan cosas malas. No podemos relacionar la felicidad con ello, porque la felicidad tiene que ver con la paz interior.

Si uno quiere ser feliz debe tener la certeza de estar en el camino correcto.

Estar en ese camino depende únicamente de nosotros mismos y de lo que hagamos para encontrarlo. Dicen que uno de los mayores privilegios de los que puede gozar el ser humano es ser feliz. Debemos intentarlo y darlo todo para serlo.

Y ahora voy con mi opinión.

Felicidad. Una palabra difícil, posibles debates.

Yo creo que la felicidad son momentos.

Momentos que pueden ser tanto normales como excepcionales.

Momentos que puede que no volvamos a recordar nunca o que puede que sea imposible olvidarlos.

Puede ser desde esos 5 minutos que duermes de más por las mañanas o esa persona a la que saludas de camino al colegio o la primera vez que viste un partido de tu equipo favorito o una excursión increíble. Todos los momentos valen, grandes o pequeños.

Lo importante es tenerlos o vivirlos.

Luego, cada persona vive la felicidad a su manera y disfruta de momentos totalmente distintos. 

Amorosos: El beso de una madre, un abrazo a un amigo o el primer beso. Eufóricos: Ganar algún premio, aprobar los exámenes… Solidarios: Ayudar en obras benéficas, participar en misiones, contribuir en actos solidarios… Miles de sentimientos y experiencias distintas.

La conclusión es: Valoremos los momentos del día a día, porque hasta en los más pequeños, podemos encontrar el significado de la felicidad. Porque se piensa que para ser felices necesitamos “tener” y simples y pequeños gestos son los que realmente nos dan la felicidad.

Así que basta de buscar significados, o de darle vueltas.

Sólo disfrutemos de ella, es nuestra, hay que quererla y aceptarla.

Como bien decía Begoña, psicóloga y terapeuta madrileña, una de nuestras expertas, ser feliz es una decisión, una opción ¿Te atreves a tomarla?

Quiero dar gracias a la gente que ha contribuido a esta entrada. A Carlos Castro, que me prestó su tiempo, muchas gracias. Y a mi madre, por enseñarme cada día lo que realmente es la felicidad.

Es el turno del mayor

Mira que tenía ganas de hablar de algo trascendente y este tema, lo es. Lo que pasa que no doy con el enfoque. Y me está torturando (bendito castigo), pero voy a intentarlo. Previamente, te agradezco Alejandro, la elección de un tema así, ya que me encanta enfrentarme a estos retos que me hacen detenerme, apagar mis distracciones y centrarme en algo tan nutritivo como es pensar y compartir. 

“Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos. Y eso será donde menos te lo esperas; en el instituto, en el supermercado, o en mitad de una huida. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo. Que el final de un camino, sólo es el principio de … porque la vida es aquello que te sucede mientras tu tratas de hacer otra cosa”.

Parafraseo un texto de una serie española, Los Hombres de Paco, una colección televisiva que marcó a una generación (no hace mucho) y de la que se pueden extraer reflexiones y textos interesantes (podéis preguntar a cualquier animador de MarCha de Palencia, como les he aburrido a secuencias de este tipo en los últimos años). En este extracto, aparece una posible definición de lo que puede ser felicidad. Pero… ¿y para mí? Pues aquí empieza mi dificultad para poder expresarlo, porque la teoría la tengo clarísima, pero os puedo asegurar que en mi rutina semanal me cuesta taaaaanto encontrarla y disfrutarla.

Felicidad es aquel estado de la persona en el que se encuentra cómodo, satisfecho, se siente realizado, disfrutando lo que está viviendo y valorando lo que le acompaña. En un intento por aglutinar muchas de las características que acompañan a esta definición, podría quedar así y podría estar bastante completo. ¿Lo traduzco a la realidad?

Os reconozco que me he tenido que poner algo de música para este momento (Kodaline y Snow Patrol, grupos un poco “cortavenas” como definirían los que me conocen). La felicidad es un tema pendiente para un gran porcentaje de la sociedad en la que nos desenvolvemos. Vivimos en un momento en el que la felicidad está relacionada con el dinero, en lo inmediato y en lo que no nos supone mucho esfuerzo. Y antes de darnos cuenta, todos estos logros se esfuman y esa sensación inmediata que nos ha generado un estado ideal, se transforma en frustración y tristeza. Por lo tanto, no creo que esto sea la felicidad.

Creo que el texto que parafraseaba recoge de verdad lo que puede ayudarnos a enfocar nuestra felicidad:

 “Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos
La felicidad creo que debe ser algo que nos sorprenda. Estamos empeñados en buscar algo continuado en el tiempo, sin altibajos y con un estado permanente que nada lo empañe. Y eso es complicado. Lo bonito del camino que recorremos son la infinidad de sorpresas que nos inundan y el valorarlas nos puede facilitar nuestro ansiado objetivo. Por mucho que nos ofusquemos en algo, no siempre nos va a ayudar a encontrarlo.

“Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo. Que el final de un camino, sólo es el principio”
La felicidad que continua y progresa. No es algo estanco ni que no vaya a cambiar. Necesitamos retos que nos permitan superarnos y ponernos en evidencia ante nosotros mismos, creciendo, sacando conclusiones de nuestros intentos fallidos o decepciones y satisfacción de nuestros nuevos caminos que se abren.

“Porque la vida es aquello que te sucede mientras tu tratas de hacer otra cosa”.
Aceptar lo que se nos viene encima (para bien o para menos bien) porque la clave de la felicidad es adaptarse a lo que toca en cada momento, sobre todo valorando aquello que nos acompaña y que en muchas ocasiones no somos capaces de observar ni apreciar.

Cada día tengo más claro que nuestra escuela debe trabajar la inteligencia emocional en un mundo repleto de sensaciones, estímulos y avances. Nuestros alumnos deben, desde el primer día que entran en una clase, identificar emociones, conocerse, verbalizar lo que sienten sin etiquetas estúpidas, identificar lo que sienten otros y educar a personas mejor preparadas para todo lo que se les viene encima en una cruel realidad.

Por cierto ¿hoy no digo nada sobre mi felicidad? Voy a poner datos exactos: una buena taza de café, una conversación con una persona interesante, una canción emocionante, un abrazo, un momento de risas y desparpajo, un instante en el que puedo aprender algo, ayudar, hacer sonreír a cualquier crio, animar al que tengo al lado, solucionar una situación fastidiosa, un viaje, un beso, un atardecer (este vale doble), el mar, … y cientos de personas que podrían acompañar cada uno de estos instantes.


Aun así, mi búsqueda solo acaba de comenzar (soy algo lentito ….). Por cierto, perdón por la chapita, pero este tema me ha pillado con ganas (la próxima vez será más escueto, Alejandro, lo prometo). 



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