¡¡Toma ya!! Esta vez nos lo tomamos con un poco más de "filosofía".
Hemos tenido conversaciones cuyo actor fundamental era un balón, hemos hablado
de silbidos y en esta ocasión, queríamos dar un cambio radical en nuestro
planteamiento: ¿Qué es la felicidad?
Felicidad. Para mí
una de las palabras más complejas que existen. Para otros, una palabra más,
usada en una frase simple, sin ningún significado especial. Yo soy mucho de
pararme a pensar las cosas y un día me pregunté qué era la felicidad.
No me lo pregunté yo,
sino que fue una pregunta lanzada a la clase en una de nuestras sesiones de
tutoría. Cada persona entendía la felicidad a su manera. Algunos pensaban que
era lo que se sentía cuando tenías mucho dinero, otros pensaban que era cuando
estás rodeado de tus seres queridos… Nada más llegar a casa me puse a
investigar.
La primera respuesta
que hallé fue la de la RAE: Estado de grata satisfacción espiritual y física.
Me pareció muy simple y ahondé más en Internet, en mi búsqueda de una
definición a la palabra felicidad.
Muchos expertos
afirman que la felicidad es una decisión y que hay que atreverse a tomarla,
podemos ser felices en cualquier momento y situación si nos lo proponemos.
Otros opinan que la
felicidad es una actitud...interesante.
Algunos afirman que
la felicidad permanente es imposible e incluso no se atreven a explicar lo que
es.
También se
define la felicidad como un estado interior “maravilloso”.
Aunque también los
hay que creen que es algo totalmente subjetivo, nadie es más feliz que nadie y
no nos producen felicidad los mismos hechos.
Una vez que os he
dado datos voy a exponer una diferencia muy importante.
Felicidad y alegría.
No tienen nada que ver. No podemos pensar que somos felices cuando nos pasan
cosas buenas e infelices cuando nos pasan cosas malas. No podemos relacionar la
felicidad con ello, porque la felicidad tiene que ver con la paz interior.
Si uno quiere ser
feliz debe tener la certeza de estar en el camino correcto.
Estar en ese camino
depende únicamente de nosotros mismos y de lo que hagamos para encontrarlo.
Dicen que uno de los mayores privilegios de los que puede gozar el ser humano
es ser feliz. Debemos intentarlo y darlo todo para serlo.
Y ahora voy con mi
opinión.
Felicidad. Una
palabra difícil, posibles debates.
Yo creo que la
felicidad son momentos.
Momentos que pueden
ser tanto normales como excepcionales.
Momentos que puede
que no volvamos a recordar nunca o que puede que sea imposible olvidarlos.
Puede ser desde esos
5 minutos que duermes de más por las mañanas o esa persona a la que saludas de
camino al colegio o la primera vez que viste un partido de tu equipo favorito o
una excursión increíble. Todos los momentos valen, grandes o pequeños.
Lo importante es
tenerlos o vivirlos.
Luego, cada persona
vive la felicidad a su manera y disfruta de momentos totalmente
distintos.
Amorosos: El beso de
una madre, un abrazo a un amigo o el primer beso. Eufóricos: Ganar algún
premio, aprobar los exámenes… Solidarios: Ayudar en obras benéficas, participar
en misiones, contribuir en actos solidarios… Miles de sentimientos y
experiencias distintas.
La conclusión es:
Valoremos los momentos del día a día, porque hasta en los más pequeños, podemos
encontrar el significado de la felicidad. Porque se piensa que para ser felices
necesitamos “tener” y simples y pequeños gestos son los que realmente nos dan
la felicidad.
Así que basta de
buscar significados, o de darle vueltas.
Sólo disfrutemos de
ella, es nuestra, hay que quererla y aceptarla.
Como bien decía
Begoña, psicóloga y terapeuta madrileña, una de nuestras expertas, ser feliz es
una decisión, una opción ¿Te atreves a tomarla?
Quiero dar gracias a
la gente que ha contribuido a esta entrada. A Carlos Castro, que me prestó su
tiempo, muchas gracias. Y a mi madre, por enseñarme cada día lo que realmente
es la felicidad.
Es el
turno del mayor:
Mira que
tenía ganas de hablar de algo trascendente y este tema, lo es. Lo que pasa que
no doy con el enfoque. Y me está torturando (bendito castigo), pero voy a
intentarlo. Previamente, te agradezco Alejandro, la elección de un tema así, ya
que me encanta enfrentarme a estos retos que me hacen detenerme, apagar mis
distracciones y centrarme en algo tan nutritivo como es pensar y compartir.
“Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos
cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos. Y eso será donde menos te
lo esperas; en el instituto, en el supermercado, o en mitad de una huida. Y
cuando llega descubres que ahí no acaba todo. Que el final de un camino, sólo
es el principio de … porque la vida es aquello que te sucede mientras tu tratas
de hacer otra cosa”.
Parafraseo
un texto de una serie española, Los Hombres de Paco, una colección televisiva
que marcó a una generación (no hace mucho) y de la que se pueden extraer
reflexiones y textos interesantes (podéis preguntar a cualquier animador de
MarCha de Palencia, como les he aburrido a secuencias de este tipo en los
últimos años). En este extracto, aparece una posible definición de lo que puede
ser felicidad. Pero… ¿y para mí? Pues aquí empieza mi dificultad para poder
expresarlo, porque la teoría la tengo clarísima, pero os puedo asegurar que en
mi rutina semanal me cuesta taaaaanto encontrarla y disfrutarla.
Felicidad es aquel
estado de la persona en el que se encuentra cómodo, satisfecho, se siente
realizado, disfrutando lo que está viviendo y valorando lo que le acompaña. En
un intento por aglutinar muchas de las características que acompañan a esta
definición, podría quedar así y podría estar bastante completo. ¿Lo traduzco a
la realidad?
Os reconozco que me
he tenido que poner algo de música para este momento (Kodaline y Snow Patrol, grupos
un poco “cortavenas” como definirían los que me conocen). La felicidad es un
tema pendiente para un gran porcentaje de la sociedad en la que nos
desenvolvemos. Vivimos en un momento en el que la felicidad está relacionada
con el dinero, en lo inmediato y en lo que no nos supone mucho esfuerzo. Y antes
de darnos cuenta, todos estos logros se esfuman y esa sensación inmediata que
nos ha generado un estado ideal, se transforma en frustración y tristeza. Por lo
tanto, no creo que esto sea la felicidad.
Creo que el texto que
parafraseaba recoge de verdad lo que puede ayudarnos a enfocar nuestra
felicidad:
“Nos empeñamos en buscar la
felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que
encontrarnos
La felicidad creo que
debe ser algo que nos sorprenda. Estamos empeñados en buscar algo continuado en
el tiempo, sin altibajos y con un estado permanente que nada lo empañe. Y eso
es complicado. Lo bonito del camino que recorremos son la infinidad de sorpresas
que nos inundan y el valorarlas nos puede facilitar nuestro ansiado objetivo.
Por mucho que nos ofusquemos en algo, no siempre nos va a ayudar a encontrarlo.
“Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo. Que el final de
un camino, sólo es el principio”
La felicidad que
continua y progresa. No es algo estanco ni que no vaya a cambiar. Necesitamos
retos que nos permitan superarnos y ponernos en evidencia ante nosotros mismos,
creciendo, sacando conclusiones de nuestros intentos fallidos o decepciones y
satisfacción de nuestros nuevos caminos que se abren.
“Porque la vida es aquello que te sucede mientras tu tratas de
hacer otra cosa”.
Aceptar lo
que se nos viene encima (para bien o para menos bien) porque la clave de la felicidad
es adaptarse a lo que toca en cada momento, sobre todo valorando aquello que
nos acompaña y que en muchas ocasiones no somos capaces de observar ni
apreciar.
Cada día tengo más
claro que nuestra escuela debe trabajar la inteligencia emocional en un mundo
repleto de sensaciones, estímulos y avances. Nuestros alumnos deben, desde el
primer día que entran en una clase, identificar emociones, conocerse, verbalizar
lo que sienten sin etiquetas estúpidas, identificar lo que sienten otros y educar
a personas mejor preparadas para todo lo que se les viene encima en una cruel
realidad.
Por cierto ¿hoy no
digo nada sobre mi felicidad? Voy a poner datos exactos: una buena taza de
café, una conversación con una persona interesante, una canción emocionante, un
abrazo, un momento de risas y desparpajo, un instante en el que puedo aprender
algo, ayudar, hacer sonreír a cualquier crio, animar al que tengo al lado,
solucionar una situación fastidiosa, un viaje, un beso, un atardecer (este vale
doble), el mar, … y cientos de personas que podrían acompañar cada uno de estos
instantes.
Aun así, mi búsqueda solo
acaba de comenzar (soy algo lentito ….). Por cierto, perdón por la chapita,
pero este tema me ha pillado con ganas (la próxima vez será más escueto,
Alejandro, lo prometo).