viernes, 26 de mayo de 2017

SOLIDARIDAD EN LAS AULAS

Como cada dos jueves, volvemos a la carga. La semana pasada, en nuestro centro, hemos dedicado muchas de nuestras acciones a la solidaridad y a todo lo que tenga que ver con este aspecto. Y por eso, Alejandro ha querido detenerse y tratar este tema más a fondo. A ver que nos cuenta:

Burundi, Liberia, Níger, Malawi, Eritrea… Estos son algunos de los países más pobres del mundo.

Catar, Luxemburgo, Singapur, Brunéi, Kuwait… Estos son algunos de los países más ricos del mundo.

El primer grupo de países tiene un salario medio de 451 euros anuales. El segundo de 93.688,6 euros. En los países pobres cobran un 0,4% de lo que se cobra en los ricos, no llega ni a un 1%.

Mucha gente quiere cambiar esto: Unicef, Sed, Manos Unidas, Pobreza cero… Estas ONG luchan diariamente por la igualdad. Nosotros la semana pasada, en el colegio y también desde casa, contribuimos con una de ellas: SED.

La primera letra de SED, tiene un significado muy importante: Solidaridad.La solidad no es algo material. Es un valor que nos enseñan desde pequeños en casa y en el colegio. Como os he comentado, una vez al año, hay una semana solidaria en mi colegio en la que se recauda dinero para esta causa. Se hace una marcha con patrocinios, sorteos en los que se consigue dinero por la venta de papeletas, se venden camisetas, galletas (ya os contaré más luego), libros, CDs, velas, pulseras…
Las otras dos letras de SED también significan algo muy importante: Educación y Desarrollo, que sólo son posibles con nuestra solidaridad.

LA MARCHA

La ya conocida en el colegio como “Marcha Sed”, es un recorrido que hacemos con el colegio algunos  niños, profesores y padres. Consiste en subir al Monte el Viejo (es el monte de Palencia). La distancia es de 10 km aproximadamente.

Para recaudar dinero por llegar a la cima, necesitamos patrocinadores. Familiares y amigos que te dan  dinero por cada kilómetro que recorras (yo siempre hago los diez).

En el monte, se hace el sorteo del que hablaba antes, se venden muchas papeletas y se gana “mucho” dinero para SED.

Otra actividad solidaria que se hace en el monte es una paellada en la que parte del dinero va destinado a SED también.

LAS GALLETAS

Este año mi madre ha tenido una iniciativa muy chula.  Se trataba de hacer unas galletas y donarlas al colegio. Lo comentó primero con nosotros en casa y nos pareció una idea estupenda. El colegio las vendía y todo el dinero recaudado iba para SED. El resultado de venta ha sido magnífico porque las galletas daban la talla (me acabo de ganar un abrazo) y porque hay muchos niños solidarios en el colegio.

El 90% de los niños, por no decir todos, al salir del colegio van a la tienda de chuches a comprarse varios dulces. Normalmente se gastan un euro, uno cincuenta…  
                                                                                                      
En ninguno de los países que he nombrado al principio los niños pueden gastarse ni un céntimo en chuches. Ese dinero gastándolo por los demás: las galletas, camisetas… Puede hacer que un niño que ahora mismo se está muriendo de hambre, pueda comer algo. O que un niño que no sabe ni leer ni escribir, pueda ir al colegio. Ese euro que tú te gastas en pequeños caprichos puede salvarle la vida a alguien. Me encanta pensar que la semana pasada en vez de gastarme el dinero  en unos regalices,  ayudé a una persona necesitada.

Pero no sólo le pueden dar de comer y educarle, también le pueden dar acceso a medicina, ropa, un pequeño hogar…

No pretendo dar un discurso largo y aburrido sobre la pobreza y cómo combatirla. Para eso ya hay varios expertos que se dedican a ello.

Sólo quiero remarcar unas frases: Una mínima ayuda que a ti te supone muy poco, es una gran ayuda que al “Otro mundo” le supone mucho.

En la semana SED se recauda muy poco comparado con lo que se necesita. Cuanta más gente implicad,  mejor resultado se obtendrá.

Así que seamos solidarios; que  todos necesitamos de los demás alguna vez.

Mi turno ha llegado:

El pequeño (aunque ya no tanto) "Voldemort" ha iniciado una reflexión muy interesante sobre el abordaje de la solidaridad en un colegio. Él se ha centrado en cómo se enfoca este contenido desde una semana concreta pero yo quisiera analizarlo en un sentido más amplio. Por cierto, me han dicho que las galletas estaban muy buenas. ¡Lástima no haber estado ese día!


Una definición de este término (solidaridad) sería: adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. Y este valor, se inculca en las clases, o al menos, eso nos cuentan.


Para iniciar mi reflexión, parto de la base que lo considero un valor fundamental en el desarrollo de la educación y de los alumnos. Crecer entendiendo que somos necesarios para la progresión y mejora de los que me rodean, a través de una actitud desinteresada, me parece una lectura educativa profunda e indispensable. En un entorno social donde “todo” es competitividad y lucha de poderes, el poder comprender que se puede ayudar a otros, y sin recibir nada a cambio, es un aprendizaje primordial y que permite construir un futuro humano con otra perspectiva.

Veo adecuado que muchas de nuestras dinámicas de clase se enfoquen desde este punto de vista y entendiendo la solidaridad como una actitud de ayuda y colaboración hacia los que me rodean y me necesitan. No entiendo la solidaridad como una campaña determinada, en la que centramos nuestra ayuda a unos “afortunados señalados” de no sé dónde, y les ofrecemos los restos de lo que poseemos.


Nuestras aulas deberían integrarlo en el día a día, con pequeñas acciones de sensibilización, comprensión, experimentación y valoración sobre este contenido educativo. También tenemos la posibilidad de reforzarlo en diferentes metodologías que están cogiendo más fuerza cada día, ya sea el trabajo cooperativo o aprendizaje servicio como puntos más destacados. Y como reto más utópico, tenemos la oportunidad de invitar a nuestros chicos a cambiar el mundo (igual me paso de soñador o de “flipado”, pero creo en la posibilidad del cambio si les hacemos ver del potencial que guardan en sus mentes).

Para aterrizar un poco más (creo que me he subido un poco hoy), considero necesario lo siguiente:

-Los alumnos deben ser principales protagonistas en este tipo de acciones. De ellos deben salir los focos de atención y trabajo, el tipo de acción a desempeñar, su organización y su puesta en escena.

-Los profesores debemos motivarlos, provocar estos escenarios y acompañarlos en su proceso.

-Debemos contar con las familias y no solo me refiero al sentido económico. Seguramente, con su colaboración y aportaciones, podamos llegar a lugares inimaginables que desde un aula o centro no alcanzamos a ver.

-Cada clase podría generar proyectos anuales solidarios con el objetivo de mejorar el entorno cercano o lejano en los que podamos intervenir.

Como profesor, considero necesario empezar a dar pasos en esa dirección y adecuar mi forma de trabajar o mi estilo de enseñanza integrando este valor. Un punto de partida que contemple una repercusión en la conciencia de mis alumnos. Muchas veces, sueño con cambiar algo significativo en el mundo… ¿Empezamos?

viernes, 12 de mayo de 2017

¿SALIMOS DEL AULA?


Después de un tiempo de ausencia, en el que nuestro pensador ha vuelto un poco distraído tras su vuelta de las "tierras del Norte" y mi inspiración desaparece por momentos, volvemos a la carga. Entramos en la recta final del curso, y nuestro "pensador" ha querido detenerse en la cantidad de acciones que se realizan fuera del aula a partir de estos dos meses. Vamos a ver qué opina al respecto:


En mi colegio, cada trimestre, se hace una excursión: visitar ciudades, actividades deportivas, acampada, parque de atracciones…

La mayoría de los colegios, también tienen distintas excursiones a lo largo del curso, bastante parecidas a las nuestras.

Puede ser un parque de atracciones, o una granja de animales, que a priori no demuestran ser muy educativos. Pero siempre vas a acabar aprendiendo algo, aunque sea a perderle el miedo a las montañas rusas.

Desde mi punto de vista, todas las salidas son importantes. Te acabas cansando un poco de hacer siempre lo mismo, con lo cual esto siempre sienta bien.  Repetir, es un poco aburrido y te da la sensación de ser un robot. Todos los martes a la misma hora, lo mismo, con el mismo profesor… Estas excursiones, nos ayudan a dejar atrás un poco la rutina diaria. Cambias un poco lo que sueles hacer, a veces un poco monótono, por una excursión que es todo lo contrario, pura diversión.

Dentro de las excursiones colegiales, creo que habría que diferenciar entre dos tipos: Excursiones para divertirse y pasar el día. Y excursiones educativas.

El primer tipo de excursión, es la que más nos gusta a los niños: una granja, patinaje sobre hielo, la Warner, esquiar… Aunque igual la excursión no te ayude a aprobar el examen, por lo menos pasas un buen rato con tus amigos, que también lo necesitamos. El segundo tipo de excursiones, nos van a ayudar a la comprensión de lo que estudiamos en clase. Por ejemplo: para historia visitar un museo, para geografía ir a ver la erosión del mar en los acantilados… Pequeñas excursiones, que nos ayudan a comprender mejor el tema que estamos dando y además es una forma de aprender a través del juego.

Este año, vamos a hacer un proyecto interdisciplinar en el colegio. El proyecto va a ser con una residencia de ancianos (en una  entrada de las próximas os cuento más). Vamos a salir durante una hora del colegio, para hacer preguntas a las personas de la residencia. Esta “excursión”, se encontraría dentro del segundo grupo. Es educativa. Esta gente tiene una ventaja sobre nosotros, enorme: la experiencia. Pequeñas anécdotas que además de hacernos reír, nos dan información, que seguro que alguna vez nos va a servir. Aunque sea dentro de un proyecto, el no estar sentado seis horas en la misma silla, se agradece.

Mucha gente habla de las excursiones como un día de colegio que sobra. Comprendo su opinión. Según he oído, piensan que ellos mandan a sus hijos al colegio a ESTUDIAR, y creen que una excursión de estas no les va a ayudar. Entiendo, que una excursión no te ayude a sacar mejor  nota en matemáticas, pero igual te ayuda a sacar mejor nota en la vida. Este tipo de cosas te forman como persona. Además, a mucha gente le sientan bien porque les relajan y llegan más tranquilos. Se quitan la presión de encima. Yo me incluyo.

Es mi turno:

Según avanza el final del curso, los chicos comienzan a recibir diferentes propuestas sobre acciones fuera del aula. Para muchos, un premio merecido que llevan esperando bastante tiempo; para otros, un día más, una jornada donde no quieren saber nada de las diferentes materias y salir de clase por uno o más días.

Alejandro nos intentaba explicar su visión de alumno acerca de este tema pero sinceramente, desde mi punto de vista docente (o eso intento), creo que es algo que no estamos aprovechando al máximo "dentro" de un aula.

Considero muy necesario salir, pero no solo buscando un sentido lúdico (que también debemos planificar y fomentar). Debemos salir para "enfrentarnos" a la realidad, y aprender de los diferentes escenarios que nos proporciona la calle (en su amplio sentido). Entiendo los posibles miedos o frenos que nos produce dentro del profesorado el poder ofrecer algo así, y más hoy en día con la cantidad de variables que debemos tener en cuenta, pero si queremos tener alumnos más motivados, más centrados en su aprendizaje y más protagonistas de su propio proceso de crecimiento, que menos que introducirlos en contextos reales.

¿Qué podemos obtener por asomarse al mundo real? Pues yo creo prácticamente todo lo que busquemos. Podemos encontrarnos con una atmósfera idónea para trabajar las matemáticas acercándonos a un supermercado para simular una compra, una auténtica clase de lengua en la redacción de un periódico local, y miles de ejemplos que podría estar enumerando hasta asociarlo con algún contenido curricular. También no debemos olvidar la necesidad de dotar de un espacio lúdico a nuestros alumnos para mejorar y cuidar la convivencia entre iguales y hacia otros agentes que los acompañan (profesores). Debería ser obligatorio salir de clase cada poco tiempo, aunque sea al parque o lugar que tengas enfrente del centro pertinente.

Por supuesto, este ideal que propongo tiene varios “adversarios” fuertes que nos bloquean: las dificultades económicas (entradas a lugares específicos, desplazamientos,…) que podría suponer el poder contar con varios de estos espacios formativos, la detallada planificación que supondría el poder ofrecer un cronograma de actividades tan completo, las épocas del año que entorpecen posibles programas de septiembre o la propia vida colegial y el mayor inconveniente de todos: el riesgo que existe al salir con tus alumnos fuera de una clase. Que si la autorización, que si tengo algún jaleo porque no saben estar en un determinado momento, que si tendré algún problema con alguna familia, que si hay un accidente,… Variables que no podemos controlar, que desconocemos completamente, pero que nos pesan muuuuucho a la hora de tomar una decisión de este calibre.

Valorando también el contenido que hemos decidido abordar en la entrada de hoy, creo que las familias pueden ser muy valiosas en este campo. Ellos pueden ofrecernos entornos que desconocemos y que pueden resultar muy interesantes para compartir y tratar en una clase. No podemos olvidarnos tampoco de las posibles aportaciones (posiblemente las más interesantes) que nos den nuestros propios alumnos, e incluso, que se involucren en su organización, planificación, gestión y ejecución (ya existen experiencias de este tipo en muchos lugares y con unos resultados estupendos).


Para concluir este artículo, tan solo quería lanzar una invitación a todos aquellos docentes que dudan sobre el salir de sus clases. Realmente, no tengo un enorme recorrido profesional, pero sí que considero que es necesario el plantearnos y plantearles estos retos a nuestros chicos para crecer y ofrecer algo “mejor” o algo que aporte visiones diferentes de lo que nos ofrecen cuatro paredes.