Nuestro
joven "bloguero" ha querido detenerse en un día marcado en nuestro
centro, el día del Domund. Vamos a ver que nos cuenta sobre este tema:
Todas
las semanas, tenemos una hora de tutoría. Un espacio que solemos compartir con
nuestra tutor/a para hablar de nuestras preocupaciones, en el que normalmente
seguimos un calendario con distintas etapas y pautas previamente marcadas. Hay
veces que resulta bastante aburrida, más que repetir los
mismos temas, que aunque no les quite importancia, hacen que las clases de
tutoría esos días, sean las menos esperadas. Otros días, esta clase te hace
prestar atención con los dos ojos muy abiertos, bien porque es algo divertido:
Debates, escoger el delegado… O bien porque los tutores han
propuesto un tema que te interesa, te llama la atención y aunque puede que
hayas oído hablar mil veces de ello, aun así, prestas la misma atención que la
enésima vez que escuchaste alguna historia de tu abuelo.
Esta
semana el tema elegido, no podía ser otro, El Domund. Para los más
desinformados, Domund significa DOMingo MUNDial. Entramos en la clase, ese día
no teníamos al profesor habitual, gente con la cabeza gacha al mirar lo que
ponía en la pizarra, “Otra vez, cada año lo mismo” pensarían, otros miraban la
pizarra con ilusión, con ganas de comenzar y el último grupo, en el que me
incluyo, miraba con curiosidad…
Comenzamos
la sesión con varias preguntas lanzadas por el profesor para comprobar lo que
sabíamos al respecto y había gente que no dejaba de levantar la mano, repito
que el Domund es un tema muy tratado en el colegio.
Después
el tutor nos informó del “lema” del Domund de este año: “Se valiente, la misión
te espera”. La primera conclusión que empezó a sacar la gente, fue: Los
misioneros tienen que ser valientes, los misioneros tienen una misión que es
ayudar a la gente con dificultades…
El
profesor, tras observar las primeras reacciones, dio paso al vídeo que acompaña
todos los años al Domund.
El
vídeo comenzaba con un niño en su cuarto, jugando sólo, con unas figuritas. Su
cuarto, estaba decorado con pósters de superhéroes. En la siguiente escena,
entra un hombre que se identifica como su tío y se sienta con él, se puede
observar que lleva alzacuellos. Comienza a hablarle al niño de las figuritas,
que curiosamente son superhéroes, a juego con la habitación. El niño,
visiblemente triste le dice que los superhéroes no existen y su tío, le
responde: “No todos los superhéroes llevan capa”. Quiero resaltar esta frase,
de la que luego hablaré. El niño habla de que su tío hace cosas muy peligrosas,
que es muy valiente, cuenta que paró un guerra, ayudó a unos niños, nos hace
entender que su tío es misionero. Pero lo más interesante del vídeo es cuando
su tío dice: “Tú no necesitas ser misionero para ser un superhéroe y ayudar,
todos tenemos una misión”.
Los
misioneros son gente que deja su vida por irse a ayudar a distintas partes del
mundo. Yo, ahora mismo no es una posibilidad que contemple, pero eso no
significa que yo no pueda ser un superhéroe. Con cada gesto, con cada acción,
demostramos quienes somos. No necesitamos irnos hasta la otra punta del mundo
para ayudar, sólo de camino a nuestra casa ya nos encontramos con gente que nos
necesita. Así que no, no todos somos superhéroes, pero todos debemos ser
superhéroes.
Necesitamos
una misión, un objetivo, necesitamos mantener un rumbo, tener una meta fija y
movernos hacía ella.
Tras
analizar el vídeo, el profesor nos dio una frase para pensar, acerca de la
valentía:
-“Ahora
hago con miedo lo que antes no hacía por miedo”. Nos explicó que todos tenemos
miedo, que es algo que es imposible de quitarnos de encima, pero es como el
fuego, lo podemos alimentar y crece, o lo podemos controlar.
¿Acaso
alguien piensa, que los misioneros no tienen miedo? Os resolveré la duda, sí,
lo tienen. Ser misionero significa aceptar una vida muy diferente, es irte a
vivir lejos, a un sitio con menos dinero, menos desarrollado, normalmente más
peligroso… Hasta los superhéroes tienen miedo, por eso este año el “lema” dice
“Sé valiente”, para que nos enfrentemos a nuestros miedos y le plantemos cara,
o simplemente encaremos las dificultades que nos encontremos por el camino,
como un superhéroe, como un misionero.
Las
donaciones
Es
muy conocido , ese sobre que nos entregan en el colegio, por estas fechas, para
“llenarlo” de dinero, entregarlo y llevarlo a las parroquias. Cuanto nos
cuesta… Las chuches de después del colegio, o a los padres una de las cervezas
del viernes. También en las misas de los domingos, el dinero recaudado es para
colaborar con la labor evangelizadora y humanitaria de los misioneros. Pero de
la Solidaridad, ya hablamos hace unos meses en otra entrada.
Lo
último que quiero comentar, es sobre una charla de la semana pasada, de
un chico, al que se le podría considerar misionero y que nos contó
su experiencia en un colegio Maristas, en Honduras, en el que tratan de ayudar
a niños pequeños a encontrar un futuro,. En ese colegio, gente de allí y otros
Maristas, recogen a jóvenes de la calle o bien, las familias se lo piden y les
educan, les dan una cama donde dormir, comida… Nos contó la situación allí y
las imágenes eran desgarradoras. Pero el que él fuera allí (No recuerdo sí 1 o
3 meses), le hace ser un misionero, le hace ser un superhéroe.
Entiendo
que es mucho tiempo fuera, un cambio de dirección en tu vida, pero, la misión
te espera, así que se valiente
Como
él, miles, por no decir millones de personas cada año dejan su vida para ayudar
a los demás, para cumplir “La misión”.
A
ellos a dedicada está entrada, no dejan de sorprendernos.
Es mi turno:
En primer lugar, quería disculparme con mi "joven socio"
porque le he insistido un montón en que es bueno que seamos estrictos con el
día de publicación y resulta, que el que ha sido responsable de este retraso,
he sido yo. Mil perdones!!! Aprovechamos también para publicarlo el domingo,
porque me insistió que lo hiciéramos hoy debido al tema que tratamos, a pesar
que yo le perseverara que no,... y resulta que le he tenido que hacer
caso a la fuerza.
Reconozco que me está costando mucho centrarme en cómo plantear
este artículo. Este chico ha hecho un cambio de rumbo inesperado sobre el tema
que teníamos inicialmente previsto, y me ha trastocado todos mis esquemas
mentales. Tendré que ir improvisando a medida que voy argumentado mis ideas. Ya
se la cobraré en otro momento, porque esto, a los que somos "limitaditos", nos
mata.
Hoy, viendo el planteamiento que ha hecho, quería centrarme en las
figuras que él destaca como héroes: aquellos que entregan su vida por los
demás. Voluntarios que en un momento de su vida deciden acudir a un entorno
diferente (aunque no siempre es así, puede ser en el mismo) y colaboran para
que la vida de otros sea más sencilla. Quizás no son gestos o actitudes que
midan algo tangiblemente, pero para mí, es un gesto de profundo respeto hacia
los que están conmigo y algo que adquiere un valor incalculable. Sobre todo a aquellas personas que lo hacen porque están convencidos de esta labor (también existe mucho postureo al respecto).
Tengo la suerte de compartir momentos con muchas personas cercanas
que han tenido experiencias de este tipo, ya sean amigos, profes de mi centro,
hermanos de la institución para la que trabajo, monitores de tiempo libre con
los que comparto espacios o momentos y compañeros de los diferentes círculos en
los que me muevo últimamente (puede sonar a algo "VIP", pero vamos,
que ni mucho menos). Y cada vez que una persona me habla de esto, me surge una
sensación de admiración profunda hacia el paso que ha dado. También me nace un
sentimiento de "envidia sana" por escuchar que es algo posible y que
simplemente hay que lanzarse.
Sus testimonios se centran en las personas con las que conviven,
en las sonrisas que contemplan en esas jornadas compartidas, en las historias
que les relatan dentro de sus interesantes conversaciones, en los rostros que
transmiten mientras conviven en un mismo lugar,... Debe ser algo muy
emocionante, sobre todo por todo lo que puede llegar a aportarte esta elección,
más que por lo que realmente puedas hacer o sumar. Y debe ser algo que
marque. Aterrizar en otras realidades, completamente diferentes a lo que
estamos acostumbrados y echar un cable a aquellos que por diferentes
situaciones de la vida o que no han tenido nuestro mismo destino, es una forma
de cambiar el mundo y es una actitud muy valiente.
Para mí, esta situación que describe Alejandro es un reto
personal. Un desafío que hasta la fecha no he sido capaz de completar, de dar
el salto y lanzarme a cumplir algo que me apetece, que me encantaría y que me
permitiría crecer y salir del entorno en el que vivo. Debo confesaros que he
tenido amagos de irme en un par de ocasiones, y reconozco que me arrepiento un
montón cada vez que me viene a la cabeza. No tuve el valor de dar el paso
definitivo y de poder experimentar esta situación, y por momentos, me pesa. Son
deudas pendientes que tengo en Zambia y que hoy sigo arrastrando.
Es necesario y de agradecer el poder contar con personas que apuesten por mejorar un
poquito más este mundo que hoy nos toca vivir. Gente que se enfrenta en primera
línea contra las dificultades de otros, que con ligeros gestos alivian el dolor
o las posibles desgracias y que dan sentido a la frase "ama a tu prójimo como a ti mismo",
porque en esto consiste nuestra vida, en construir un mundo mejor.
¿Cuándo me decidiré a ser un valiente?