jueves, 2 de noviembre de 2017

ALGO DIFERENTE, QUE ES HALLOWEEN!!

Nuestra publicación de esta quincena coincide con un día que está cogiendo mucha fuerza en los contextos escolares y nuestro escrito no ha querido dejarlo pasar por alto. Nuestra tema de hoy es Halloween.

Alejandro quería presentarnos un relato propio de estos días. A mí me ha invitado a hacer otro, pero me ha costado tanto que me he visto incapaz de sacar algo decente para esta entrada, por lo que me he visto obligado a hablar simplemente sobre ello. Os presentamos nuestro trabajo:


EL MONO

El doctor Raulkenstein, se hallaba en su cueva aquel 1 de Noviembre, el cielo oscuro y el sonido de unos temibles relámpagos, sólo empeoraba la situación.

Raulkenstein, Raúl para los amigos, estaba terminando su última creación, que cambiaría el mundo, algo novedoso, espectacular… Un Mono. Pensaréis: ¡Que decepción! Yo también pensaba así, pero ese Mono, con M mayúscula era diferente, especial. Estaba dotado de unas características extraordinarias: Superfuerza, superinteligencia y cronoquinesis (poder para controlar el tiempo). La terrorífica idea de Raúl, era soltar al Mono por la ciudad y que sembrara el terror, hace un mes le habían despedido y la gente lo iba a pagar.

 Llegaba la hora de despertar a la criatura, cambió un par de cables de lugar (el Mono, estaba controlado a través de mecanismos mecánicos), preparó el mando a distancia (que tenía dos botones: “apagar” y “destruir”) y le despertó, de la única forma posible, con una terrorífica canción. Raulkenstein comenzó a cantar y vio como al Mono, se le abrían los ojos, e iba incorporándose. Estaba listo para atacar.

Tras una larga hora de pruebas en la que Raulkenstein comprobó el estado del Mono, decidió soltarle. Le ordenó empezar atacando la parte norte de la ciudad, la gente de allí no tuvo capacidad de reacción y fue tragada por el Mono y convertida en… Gominolas. ¿Sorprendente verdad?, aquella criatura, todo lo que se comía, lo expulsaba al instante en forma de gominolas.

Con la superfuerza, el Mono se impulsaba para ganar en velocidad a sus víctimas, la superinteligencia, le permitía conocer los recorridos posibles y todas las calles y escondites frecuentes y con la cronoquinesis, podía parar el tiempo en caso de que algún valiente policía intentará dispararle. Tenía un diseño perfecto. Raulkenstein, reía, su creación no tenía fallos. Era hora de atacar la parte Sur de la ciudad, Raúl lo ordenó pero el Mono no obedecía, por si acaso pulsó “apagar” pero tampoco, el botón destruir se había quedado enganchado.

El Mono, se estaba comiendo aquello que veía: Edificios, coches… y todo se estaba llenando de gominolas. Raulkenstein, no sabía qué hacer, el Mono estaba destruyendo su ciudad… Pero, si el Mono ya no le obedecía, él también estaba en peligro. Empezó a correr para refugiarse en su cueva.
Ya dentro, empezó a juntar pociones e ingredientes  para lograr una mezcla que durmiera al Mono,: Orejas de sapo, lengua de jabalí y… Le faltaba algo, no podía ser, necesitaba: Una gominola de fresa. 
Era su día de suerte porque hoy, por la ciudad había millones de gominolas y seguro que había alguna de fresa. El sabor dependía del color de lo que el Mono comía y ese día… Tenía que haber mucha gente de rojo por la ciudad.

Tras un buen rato buscando y sólo encontrar gominolas de naranja, limón, coca-cola y pera, Raulkenstein, estaba desesperado.

Su única opción, era tender una trampa al Mono y colocarle alguna cosa roja para que se la  comiera. Buscó por allí y encontró un tomate, ¡perfecto!
La idea era colocar una red, atada a los cuatro edificios más cercanos y  un sistema de poleas que haría elevarse al Mono hasta quedar atrapado, las cuerdas, hechizadas, eran irrompibles y además invisibles. El plan era increíble. Lo preparó todo y esperó a que llegara.

Cuando empezó a oír sus fuertes pisadas, se escondió y dejo aquel tomate en el suelo, el Mono, sorprendentemente hambriento, se acercó y rápidamente Raulkenstein activó el mecanismo. Aún atrapado tenía hambre y se tragó el tomate, empezó a agitarse, a ponerse un poco verde y lo vomitó, el Mono era alérgico al tomate. Raulkenstein sin ideas y sin ninguna esperanza se dejó comer por el Mono.

Al fin y al cabo, ser una chuche, no podía ser tan malo.

Una vez que Alejandro ha compartido su texto (por cierto, el tal Raulkenstein me suena...), voy a hablaros sobre este día.


Soy un usuario activo de Twitter y a lo largo de estos días, me ha llamado especialmente la atención la cantidad de tuits que nos ofrecen las cuentas de muchos de los colegios a los que sigo. ¡Qué cantidad de imágenes y acciones centradas en este día! Esta fiesta se ha apropiado e inundado la vida de los centros y de los más pequeños (y los que no son tanto).

Investigando un poco sobre la tradición de esta fiesta (no sea que algún iluminado me pregunte en clase y meta la pata) y asimilando algunas cuestiones que aparecen en varias de las entradas, me hace cuestionarme cómo una fiesta americana más se incorpora a nuestra rutina cultural. La verdad es que me genera cierta rabia que esto nos suceda continuamente, pero debe ser ley de vida...

Creo que este día es un momento muy atractivo para abordarlo en una clase. Ofrece muchas posibilidades de acción ya que puedes motivar mucho a los alumnos, porque viene acompañado de una decoración diferente, disfraces de todos los gustos, genera buen ambiente al hacer dinámicas diferentes, puedes trabajar la convivencia entre tu grupo de chicos y cantidad de talleres o manualidades que pueden ir complementándolo. Pero mi pregunta es... ¿qué aprenden los chicos al plantear este tema en una clase?

Después de esta pregunta, estoy convencido que saldrían miles de respuestas. Unos respondiendo con una planificación, una programación, contenidos, objetivos, competencias,... Otros argumentando que lo lúdico es importante dentro de un aula, o que "hay que fomentar la cohesión y crear momentos que generen buena convivencia",... Otros posiblemente porque les apetece plantearlo con una clase... Me "saturo" de pensar en los cientos de respuestas que me podría llevar, y ¿sabes lo bueno? Todas son válidas. No pretendo decir que es bueno o malo (estoy yo como para venir a dar lecciones de cómo hacer tal o cual). Simplemente que nos cuestionemos como docentes a qué se deben ciertas acciones dentro de un aula. Seguro que prácticamente todas entran dentro de un marco de aprendizaje, simplemente debemos ser conscientes de lo que hacemos y para qué planteamos eso, y lo más importante, que nuestros alumnos también lo sean.

Volviendo a la fiesta y al tema que quería tratar el "primo" de Raulkenstein (que se me ha ido un poco), me da rabia que las costumbres externas nos coman. Soy consciente que no debemos cerrar los ojos ni considerar que todo lo de fuera es bueno o es malo. Solo que lo pensemos antes de nada. Tenemos cientos de tradiciones propias, con un gran valor histórico elevado, un contexto cultural adecuado y con un gran desconocimiento por parte de los chicos que nos acompañan en nuestras aulas. ¿Tenemos que trabajar las que vienen de fuera? Pues también, pero sin perder de vista ni dejar de valorar lo que tenemos, que puede aportarnos un gran conocimiento.
Posiblemente, de primeras no tendría tanta aceptación entre nuestros alumnos (entiendo que disfrazarse de zombie tiene lo suyo), pero me parece tan vital conocer lo que nos rodean... ¿Os imagináis trabajar en puntos diferentes de España tradiciones culturales como la Feria de Abril, las Fallas o cualquiera de lo que celebramos? ¡Qué bien nos vendría conocer otras realidades con las que convivimos!


Después de divagar un poco y de hacer una reclamación sobre el “producto nacional”, no quería terminar esta publicación sin valorar positivamente la narración de Alejandrenkenstein. Te prometo que lo he intentado, hacer un microrrelato terrorífico (solo me convencía que me personaje de ficción era tan horrible como él), pero estoy falto de inspiración “literaria”. Espero poder encontrarlo de nuevo en los próximos artículos. Buen trabajo, compañero.









1 comentario:

  1. Me ha molado el relato, me ha parecido súper divertido e ingenioso ( lo del miedo mejor lo dejamos …..). Eres una persona muy grande, y he tenido la gran suerte de compartir esta vida contigo. Sigue para siempre así !!

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